Madrid,1990.
Aparecen asesinados, en su lujoso chalet residencial, un matrimonio perteneciente a la nobleza española.

Martín Díaz, (Agustín Gonzaléz), un inspector de policía un tanto atípico, se encarga de investigar sobre el caso. A lo largo de su investigación se ve atrapado, por un mundo ajeno que simultáneamente le resulta hostíl y fascinante.

La verdad y los personajes resultan escurridizos y ambigüos. La trama cada vez más densa y menos transitable: Raúl ( Juan Ribó), un joven atormentado y conflictivo, símbolo de un románticismo moderno y exacerbado.

Debatiéndose entre la ambigüedad de sus sentimientos y su loco enamoramiento de Virginia (Ana Alvarez), hija de los fallecidos mujer-niña, dura y frágil a un tiempo; Guillermo (Francisco Bas), hermano de al anterior, atraído a su vez por la personalidad arrolladora de Raúl; Sanchéz, el administrador de la familia; Ramón, el mayordomo…

Otros muchos personajes giran alrededor de los protagonistas de esta intrincada trama, en un juego de ocultamientos y revelaciones que alejan cada vez más al descubrimiento de la verdad.